sábado, marzo 24, 2007

Reflexiones de una anciana en la alta noche

Os leo y sonrío; porque mientras sigo vuestras palabras, susurran voces recordadas en mi memoria: gente con enormes caudales de información discutiendo el futuro, previendo desastres con datos incuestionables y fríos: nada menos que con cifras, los más inexorables e implacables argumentos que existen.

Nunca se cumplieron aquellos vaticinios. Si ocurrió algún desastre alguna vez, les pilló a contrapié; porque era fruto de una variable que nunca contemplaron.

La vida es un tapiz formado por tantos hilos visibles que la mente humana no puede abarcarlos a todos. Esos hilos ocultan otra trama, tan tupida y sólida como la visible, que resulta inabarcable incluso para los que tienen, en teoría, todos los datos.

Llevo unos veinticinco años oyendo la frase «vivimos momentos críticos» y lo que te rondaré, morena. Siempre son críticos; pero cuando la crisis rompe aguas, nunca sale lo que esperaron.

Haced caso de la receta de la anciana: «Haz en cada momento lo que debas hacer: aunque sea duro, aunque no te guste, aunque te haga daño. No importa si tú crees que no tiene importancia, que no aportará nada positivo para evitar el daño. Haz lo que debas hacer porque es el único camino que está en tu mano para que el esfuerzo de otro que está haciendo lo que debe, no se pierda».

Puedo prometeros una cosa: Pase lo que pase, la realidad que saldrá a nuestro encuentro será distinta a lo que imaginamos.

Así que si no podemos adivinar el futuro, ¿por qué amargarnos y deprimirnos con suposiciones basados en meras probabilidades?

No inventemos fantasmas y nos asustemos con ellos a nosotros mismos. Dejemos el miedo para ellos y nosotros concentrémonos en la esperanza que nos viene alimentando desde que la muerte tendió su capa sobre nuestras vidas.

¡Arriba esos corazones, peones!

Darane

Enviado por Darane el día 24 de Marzo de 2007 a las 01:51 (#292)


He leído un bello texto de Darane, creo que enviado ayer con la conveniente nocturnidad. Hablaba de los consejos de una anciana que se resumen en: “haz lo que debas hacer.”

La sensación de que España ya ha entrado dentro de lo imprevisible es sensación compartida por mucha gente. Precisamente por eso, el consejo de Darane es de los más sabios que se puedan decir y por tanto pensar.

Hay una extraña belleza antigua, tal vez romántica, en el constante desgarro español; es como si la España del siglo XXI tuviera nostalgia terrible del XIX. Es una España de locos. Zapatero y su amigo Otegui –no digamos ya nada de la envidia absoluta que el ZP tiene por el Chaos- son profundamente españoles. Y es que hay delirio y eso subyuga. Rajoy reclama cordura a quien goza en ese delirio, lo que contribuye a que el de la Moncloa goce más todavía. Rajoy habla como si este país tuviera ganas de abandonar la locura. Es loable pero este es un país supersticioso desde el mismo momento en que no sabe qué hacer con Dios: no sabe si enterrarlo, si dejarlo para la intimidad, si aparentar no creer pero a la vez reforzar ciertas pasiones de Semana Santa. En efecto es un país hipócrita. Rajoy no debiera demandar cordura debiera recomendar pasión por la libertad y la democracia. Tal vez así la hipocresía fuera una actividad socialmente aceptable en la medida en la que no afecta a las mismas razones de Estado. Algo así como que al Gore lidere propuestas sobre el cambio climático que ni él se cree.

Enviado por catlo el día 24 de Marzo de 2007 a las 17:06 (#445)

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