martes, marzo 13, 2007

Diario de un engañado
President-Lehendakari excursionista

A los dos últimos presidentes de España, tras cuatro años de gobierno, la Moncloa se les quedó pequeña o los asuntos caseros les aburrían. Y ambos hicieron algunas incursiones exteriores. Algunos viajes protocolarios.

Pero el president-lehendakari, al poco tiempo de ser investido, creyó que otros importantes asuntos mundiales requerían su esfuerzo. Y se dijo que había llegado la hora del ecumenismo. Era el Mesías que tenía la noble misión de extender la buena nueva. Y comenzó a pergeñar una serie de iniciativas que nos hacía pensar a más de uno que, mira, la casa sin barrer y quiere hacer zafarrancho de limpieza por otros pagos.

Y así, junto con el turco, adalid de los derechos humanos en su país, el Luther King de la media luna, creó lo que él llamó pomposamente la Alianza de Civilizaciones. Mi madre, mujer sabia, votante socialista de toda la vida, la calificó de Alianza de sibilizaciones. Civilizaciones, mamá, le rectifiqué. No, hijo sibi, de sibilino. ¿Lo coges, president? Sois dos los socios, el turco y tú. President. Olvidas un pequeño detalle, Josep Lluis, la memoria histórica: armenios y kurdos. Nada, nada, yo con mi turco voy a poner el mundo patas arriba. Bueno, para empezar no está mal, te dijo Caldera, menos da una piedra. Te creíste el flautista de Hamelin y que te iba a seguir media humanidad.

Se lo llevaste a tu compadre Koffi y dijo que era una idea fantástica. Y en esa estamos president. El club ha crecido. El turco de marras, tu compadre Koffi y tú al frente de la partida. Y, en ese impasse, los barbudos talibanes te liquidan una soldado. Más que una Alianza de Civilizaciones, parece la junta de una comunidad de vecinos.

Más tarde, cuando el conflicto de Oriente medio estaba más enconado con la irrupción en la escena política de Hamás, vas y presentas un plan de paz zapateril. Han fracasado en el intento las grandes potencias. Es un conflicto totalmente envenenado. Pero tus delirios de grandeza te llevaron a otro resbalón. La indignación del gobierno de Israel aún resuena. Los palestinos, ni caso. Andaban en esos días dándose candela unos a otros y tu plan de paz guardado en el baúl de los recuerdos.

Impasible, intentas mediar en el conflicto del Líbano. Tienes tu librillo como cada maestrillo. Observas, analizas y redactas la receta, la anuncias a bombo y platillo e invariablemente te mandan, con perdón, a tomar por culo. Claro que al saber le llaman suerte y que la ignorancia es muy atrevida.

Cuando caen chuzos de punta, te cubres con el paraguas de la ONU cuando te interesa. La ONU era válida para la primera guerra del Golfo. Válida para Serbia. También ahora es válida parara Afganistán.

Otro detalle, querido. Tú, preocupado no sólo por la paz de este país sino que como te debes creer apóstol de la era acuario, originario tal vez de Raticulín, quieres conseguir la paz y la armonía mundial. Bueno, el turco, tu compadre Koffi y tú. Vas y te traes al títere de Guinea. A un delincuente que tiene sometido a su desgraciado pueblo a las más espantosas condiciones de vida lo recibes con todos los honores. Ese petróleo no está manchado de sangre ni el sátrapa africano es como Sadam. Manda huevos, lehendakari. Lo vi en televisión arrojando dinero a una serie de ciudadanos de su país en Madrid y daba vergüenza ajena. Ni en tu Congreso de Diputados lo quisieron recibir.

Eres tenaz, eso no te lo quita nadie. Te vienen los alemanes con el órdago de EON y tú tranquilo, como si estuvieses jugando al Monopoly. En lugar de comprar la Castellana o la calle Leganitos y poner un hotel, metes a Gas Natural. Que la UE te da cuatro azotes y te pone firme, no te desanimas. Llamas a las puertas de Italia y lías otro desaguisado.
Eres el clásico aprendiz de brujo que agitando una serie de condimentos te crees capaz de las mayores empresas. Un día le pregunté a mi madre qué le parecía tu gestión.

Mucho barco para tan poco marinero, me respondió. Hijo mío, cuando veo a uno que no es consciente de sus limitaciones, me acuerdo de don Antonio Molina y mientras va desgranando su sarta de tonterías me pongo a cantar:

Cocinero, cocinero
Enciende bien la candela
Y prepara con esmero
Un arroz con habichuela.

La parábola de las legumbres, que dice mi madre. Deja las delicatessen y apaña un guiso casero que nos alegre el cuerpo. Unas albóndigas que permita la vivienda para los mileuristas. Un estofado que haga más empleo fijo y suficientemente remunerado. Una paellita para la seguridad. Y ¿por qué no? unas migas para que se reduzcan las listas de espera en la sanidad. Y ya puestos a trajinar entre perolas, igual te sale una fideuá que pone en su sitio al nacionalismo excluyente. Eso también es socialismo, Lehendakari. Y mira que no te pido un arroz con leche porque igual te olvidas de la canela. Que eres muy olvidadizo.

Ahora te has bajado al moro. Hay personas que se bajan al moro a por costo. Tu costo lo ignoramos, pero, dados los antecedentes, es para echarse a temblar. El moro regatea la mar de bien y tú ya no tienes ni la suerte del principiante. Has creado una cierta frustración en el moro porque has aceptado el trato a la primera. Hablas del pescado y la inmigración. Una pasta gansa, vamos. En Ceuta y Melilla están acojonados. Por no hablarte de los saharauis, que mejor que vayan recogiendo las jaimas y tiren para Al Aiun, que ya verán qué buena autonomía les redactas, que en eso eres experto. Tienen su buen tripartit antes de la próxima fiesta del cordero. ¿Y que dice tu Llamazares del alma? Preocupado. Como el plan salga, se acabó la recolecta de niños saharuis en verano a los que se les empacha de bollycaos y helados de fresa, chocolate y vainilla y Contesas los domingos y fiestas de guardar. La mayoría recogidos por matrimonios cuyos hijos se han marchado de casa y se dicen, mira, estamos muertos de asco y quizá el morito enciende un poquito la llama de nuestra pasión marchita. Eso y el que da a la izquierda un cierto marchamo solidario. Las cosas claritas, Llamazares. Que uno cuando se desilusiona, no soporta el maniqueísmo. El turco, el amigo Koffi y tú. Y a partir de ahora, el Rey de Marruecos, que se apunta a un bombardeo. Te veo con chilaba y saraueles y a la Sonsoles con su buen kaftan de pedrería. Y su baño capilar de genna. El turco, Koffi, Mohamé y tú.

El arroz con habichuelas que dice mi madre, president. Al menos, lehendakari, arrímate al fogón y guisa un plato con los ingredientes que el pueblo español te está demandando. Y, si coges un avión, vete a darte un garbeo por España. Y si te silban como en Galicia, no huyas. Si te silban en Barajas, no huyas. Los silbidos, los abucheos y las broncas entran en el sueldo. No hagas como el insensato de Caldera, al que nombrarle Salamanca es como mentarle la bicha.

Tantos sapos no hay socialista que se los trague. Nada, oye, un arroz con habichuelas a ver si te metemos en cintura. Y, si tienes ocasión, invita al turco, al Koffi y al Mohamé al ágape, pero, recuerda, sin jalufo, que tienes un lapsus como lo del trágico accidente y nos montan una yihad como una casa. Y hasta te dicen cruzado y todo.

Socialista

http://www.debate21.com/articulos.php?id=2673&

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