domingo, marzo 11, 2007

De un Peón Negro

El discurso de Rajoy ha estado institucionalmente bien. Ha hecho el trabajo electoral de un presidenciable dentro de los parámetros timoratos de Génova 13. Ha demostrado una cosa que me ha gustado: no se le ha subido a la cabeza lo multitudinario del encuentro y se ha sometido a su guión, es decir, no se ha dejado llevar por la tentación populista -con esa megafonía y esa cantidad de gente, la tentación demagógica es difícil de resistir pero él ha resistido, probablemente María San Gil se hubiera desparramado y lo hubiera entendido pues su sufrimiento sólo lo soportan los héroes- y ha presentado de paso, ante todos, una solidez de estadista. Da la sensación de que él sabe que vamos a tener que volver a salir a la calle y que no quiere quemar demasiados cartuchos, que la alianza entre ZP y los terroristas nos deparará más sinsabores. Parece haber entendido el nuevo tipo de liderazgo que la nueva sociedad española demanda: El líder es el primer servidor ejemplar de los valores de los individuos, no del rebaño.

En el fondo, esta manifestación, por eso muchos medios de incomunicación no la han tenido en cuenta, supone un punto de inflexión en algo que hasta ahora no han querido siquiera considerar. Los teóricos de la nueva economía llevan algunos años detectando que los esfuerzos en propaganda y publicidad cada vez tienen menos sentido puesto que el núcleo de toda operación de intercambio ha pasado del productor al cliente. Lo de hoy es una constatación de que el cliente es quien debe ser servido, no quien debe caer seducido a los encantos de un líder bananero. Lo de hoy da para muchas tesis doctorales.

Y es que España –no sé como lo ha ido consiguiendo- siempre logra estar a la última. Lloverán chuzos de punta pero esta batalla ha sido memorable y la hemos ganado con una limpieza indiscutible. Más allá del sentido político inevitable del envite, lo de hoy en Madrid ha demostrado que los españoles somos la vanguardia respecto a los nuevos retos que afronta la civilización occidental en todos los órdenes. Y este es un aspecto que los intelectuales españoles, por timidez, no suelen considerar y suelen dejarse llevar por las papanatadas de El País acerca de la inferioridad de lo español frente a la clamorosa vacuidad del supuesto saber francés.

Tratemos de resumir: durante tres años un indocumentado, que asciende a la calidad de Presidente de Gobierno de España, tras un brutal atentado, se empeña en aprovecharse de otros indocumentados nacionalistas que quieren destruir España y la Constitución del 78 para arrinconar toda posible alternativa mecánica de poder. Durante tres años va urdiendo una de-construcción legal de aquello que da sentido a la Ley: se arrebuja en mayorías aritméticas para hacer lo que desean quienes no desean ni a España ni a la democracia ni a la libertad. El tipo se endiosa él solito cada mañana ante su espejo sin darse cuenta de que empieza a ser la madrastra del cuento famoso. Pero en esos tres años, cenicienta no se resigna, las víctimas sacan del dolor fortaleza y además Internet ayuda a estrechar lazos de solidaridad con ellas a la vez que va convirtiendo el espejo matutino del presidente en clamoroso esperpento de dictadorzuelo. En este proceso, el PP no ha hecho nada y por eso haría bien en interpretar adecuadamente la manifestación de hoy. Corolario: desde hoy, hay una instancia civil española, hecha de individuos, hecha de exigencia, hecha de dolor, hecha de convicciones, hecha de derechas y de izquierdas. Advertencia para todos los políticos: no intentéis engañarnos otra vez. Ha llegado la era del individuo.

Puede parecer exagerado lo que digo pero la verdad es que el PP está muy desorientado, está admitiendo en sus filas a gente que nada tiene que ver con la lucha por la libertad, la dignidad, la justicia, la democracia. Está admitiendo a gente que simplemente es capaz de hablar mal del PSOE –a veces sin argumentos-. Está admitiendo a gente sin escrúpulos que a la vez hace negocios con el PSOE. Hay una parte del PP que ya no puede sobrevivir tras la manifestación de hoy. Insisto, el PP tiene un problema y ese problema es que hay un cliente muy exigente: Ese cliente se apellida español.

Y se ha podido dejar claro que las Personas del siglo XXI no somos analfabetas ni consentimos tropelías ni desmanes vengan de donde vengan, que sabemos organizarnos mucho mejor incluso que los partidos políticos, que ya no nos valen los viejos patrones mentales de sindicalistas reptantes... que los políticos se den cuenta ya de una vez que la Última Revolución, la de Internet, está aquí, que ya ha llegado

“...y hoy hemos demostrado, que los Españoles hemos ganado la calle, ese sitio que siempre nos resultaba... ¿extraño?”.

Efectivamente esa es la lección. Si la calle nos resultaba extraña era porque el pudor no nos permitía equipararnos a quienes exhibían actitudes perversas. Pero, cuando la calle se muestra como espacio de civilización y no de temor, los perversos podrán seguir haciendo el ridículo puesto que defenderemos su derecho a hacerlo.

catlo el día 11 de Marzo de 2007

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